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En todo el mundo, todos los pueblos y civilizaciones a lo largo de la Historia han sido y son conscientes de la importancia del agua. Está asumido que “el agua es vida”; imprescindible para la salud de los seres humanos y del Planeta.

Desde hace siglos, además, se hace uso de determinadas fuentes de agua con fines terapéuticos. Las aguas termales son aquellas quesurgen de la tierra a una temperatura de al menos 5 °C más que la que hay en el exterior, y están presentes por todos los rincones del mundo, bien al aire libre o cercadas por hermosos edificios, desde la Laguna Salada en Bolivia a los famosos baños Gellert en Hungría.

Estas aguas ricas en minerales han dado lugar no solo a establecimientos, sino incluso a localidades consideradas “ciudades balneario”, entregadas a ofrecer un oasis de calma y placer construido alrededor del poder del agua. El turismo de balneario sigue teniendo cierto estigma de estar reservado a personas mayores o con alguna dolencia, aunque esta concepción está cambiando y se vuelve a pensar en estos lugares como esos centros de relajación y desconexión que siempre han sido y que tan necesarios son en nuestros días.

Los balnearios sobreviven a los cambios tecnológicos y las modas. Cerca del Bierzo también es posible disfrutar de estos establecimientos, como en el Hotel-Spa Ciudad de Astorga, integrado en un precioso palacete de la ciudad y que cuenta con ofertas para que la experiencia resulte más económica; no se trata de bonos como los que se ofrecen en casas de apuestas como Oddschecker o Aliexpress, sino más bien de que cada sesión resulte más barata si se compran varias a la vez, con o sin cena/comida incluida.

Muchos balnearios ofrecen programas de hidroterapia, una técnica que utiliza el agua para tratar problemas físicos, utilizándose sobre todo en fisioterapia. Pero, en este artículo, nos centraremos en la función que estos establecimientos realizan como un lugar al que ir a relajarse. Cierto que estos servicios de relajación incluyen masajes y otros tratamientos, pero el eje central sigue siendo el agua.

¿Por qué nos relaja el agua?

El agua, en varias formas, tiene el poder de relajarnos, y hay varias explicaciones para ello. Si se puede, mejor, pero ni siquiera es necesario acudir a un balneario o viajar hasta la costa para disfrutar de este poder.

En 2014, el biólogo marino Wallace J. Nichols publicó el libro Blue Mind. The Surprising Science That Shows How Being Near, In, On, or Under Water Can Make You Happier, Healthier, More Connected, and Better at What You Do, que se convirtió en todo un éxito de ventas cuyo título se traduciría como “La mente azul: la sorprendente ciencia que demuestra cómo el hecho de estar cerca, en, sobre o bajo agua puede hacer que seas más feliz, más sano, estés más conectado y seas mejor en lo que hagas”. Nichols conecta el trabajo de distintos especialistas, tanto profesionales del medio acuático como neurocientíficos, para tratar de explicar cómo reacciona nuestro cerebro ante el agua, la visión del océano o simplemente por el contacto con el medio. Durante siglos, los seres humanos, cuando han tenido la oportunidad, han buscado asentamientos cercanos a ríos o mares, ya que esto les daba una sensación de seguridad y de tener posibilidades de prosperar.

Pero no es necesario tener una casa con vistas al mar o nadar en un hermoso lago para tener esa sensación de paz que nos transmiten estos lugares. Para Nichols, puede ser suficiente con cosas tan simples como tomar conciencia de lo que hacemos cuando nos duchamos o bañamos; sentir el agua sobre la piel, a una temperatura adecuada, puede llegar a ser tan relajante como los baños con chorros en los balnearios.

A veces, visualizar el mar e imaginar el sonido de las olas puede ser tan efectivo como viajar hasta la costa.

El 70% de la superficie de la Tierra es agua, el mismo porcentaje que aparece en nuestro cuerpo, cerebro y corazón. La conexión es clara. Puede que sea por una cuestión de biorritmo por lo que, al flotar sobre agua, nuestro cerebro y ritmo cardíaco se desaceleran. Se da esa sensación de que no hay fronteras entre nuestro cuerpo y el medio, como si se convirtiesen en un solo ente.

No solo la composición del agua, sino el color y los sonidos asociados a ella ayudan también a crear una sensación de relax. Según varios estudios, el azul es el color favorito en la mayoría de países del mundo. En términos generales, la teoría del color, que estudia cómo los colores afectan a las personas a nivel individual o en grupo, asocia al azul características como la calma y la responsabilidad; en tonos más claros se relaciona con la paz o la amistad, y cuando es más oscuro ofrece una sensación de seguridad y fuerza.

La ciencia también habla para explicar porqué el sonido del agua, bien sean las olas en un mar en calma o la lluvia cuando no hay tormenta, es relajante. En una entrevista para la publicación LiveScience, Orfeu Buxton, profesor de salud bioconductual en la Universidad de Pensilvania, indicaba que esta afirmación tiene que ver con cómo nuestro cerebro interpreta estos sonidos.

Los sonidos que causan un estruendo, como un grito o un golpe, son interpretados por nuestro cerebro como una señal de alarma ante una amenaza. Sin embargo, el sonido de la lluvia al caer, la corriente de un río o las olas del mar, incluso aunque sea a un volumen alto, es lento y repetitivo, por lo que nuestro cerebro entiende que todo está en orden, no hay nada que suponga una amenaza. Las olas del mar pueden hacer bastante ruido a veces, pero lo hacen de manera gradual, dentro de otros sonidos, por lo que no resulta algo perturbador como cuando salta una alarma.

Además, estos sonidos sirven para tapar otros que puedan resultar molestos. No es extraño que haya gente con problemas para conciliar el sueño que utilice el sonido del mar, la lluvia o el agua discurriendo por un río o una canaleta para que les ayude a dormir. También hay gente a quienes estos sonidos les provocan ganas de ir al baño, pero para quienes no tienen ese problema, son una buena ayuda para dormir. De hecho, se comercializan grabaciones en distintos formatos que los contienen, y hay videos de horas y horas en los que solo se oye llover o el sonido del mar que cuentan con decenas de millones de “visualizaciones”.